Amy Ortiz/Quico Gil

16/5/2017

Joseba Achotegui (Durango, Euskadi, 1952) es psiquiatra especializado en salud mental y migración y profesor en la Universidad de Barcelona. Fundador y Director del SAPPIR (Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a Inmigrantes y Refugiados) del Hospital Sant Pere Claver de Barcelonal, en el cual sigue trabajando, ha dedicado su carrera a definir el síndrome del Inmigrante o  síndrome de Ulisses. Hoy en día, hay 65 millones de refugiados según el informe anual del Alto Comisionado de la ONU.

¿Por qué surgió el interés en ayudar a los inmigrantes y refugiados ?

Me encontraba en un equipo de investigación donde se planteaba este tema, empezamos a trabajar en él, lo curioso es que luego mis compañeros decidieron abandonarlo y yo lo continué porque me parece interesante y me motiva personalmente.

¿Esto lo motivó a crear el  SAPPIR (Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a Inmigrantes y Refugiados)?

Sí, en 1994 creamos este servicio aquí en el hospital Sant Pere Claver y en el año 2002 fue cuando describí el síndrome de Ulises.

Cuéntenos: ¿En qué consiste el síndrome de Ulises, y cómo lo diagnosticaron?

Este síndrome se determina por una serie de síntomas variados que experimenta las personas que emigran a otros países o refugiados que se ven forzados a abandonar sus países debido a los conflictos. La descripción clínica de este síndrome la realizamos en base a un trabajo en salud mental con la población

migrante que desarrollamos primero en la Fundación Cardenal Vidal i Barraquer y luego en el SAPPIR.

¿Qué síntomas presenta una persona con este diagnóstico?

Los síntomas que vemos con más frecuencia es la soledad cruzada porque no pueden estar con su familia, por el miedo, la ausencia de derechos y oportunidades, la indefensión; tienen muchos problemas y todo esto afecta a la salud mental y recuerda un poco la Odisea… cuando Ulises estaba ya solo, asustado y sin recursos.

El encuentro tuvo lugar en su despacho del Hospital Sant Pere Claver. Foto: Quico Gil

¿Pero estas personas pueden tener más síntomas?
Sí, hay muchos estresores que pueden afectar a una persona que vive una situación tan difícil como esta. De hecho, hemos desarrollado una escala del síndrome de Ulises para poder detectar que estresores padece un paciente.

¿Estresores?

Los estresores que son los problemas que tiene aquí el inmigrante para salir adelante.

¿En qué consiste esta escala?

Es una escala que mide el riesgo de vulnerabilidad que tiene el inmigrante o refugiado. Es decir, si la persona ya viene enferma le costará más salir adelante aquí. Esta escala se basa en la teoría que tengo de los 7 duelos de la migración y en cada duelo estudiamos la vulnerabilidad  y los estresores.

¿Desde los inicios de la fundación han observado un crecimiento exponencial en estos casos?

Bueno, en realidad sí. Al principio de los años 90 el grado de las migraciones era mucho menor y no existía el síndrome de Ulises.

¿Y cuándo aparece?

Aparece cuando se cierran las fronteras, cuando se empieza a perseguir a los inmigrantes. En los años 90 había una política más tranquila con la migración pero a partir del 2000 empezamos a ver ya la idea de cerrar las fronteras, comienzan a llegar las pateras y las personas que se encuentran aquí no tienen documentos, tienen que esconderse y no se les permite traer a la familia, generando así la soledad y este síndrome.

El síndrome de Ulisses aparece cuando se cierran las fronteras, cuando se empieza a perseguir a los inmigrantes.

¿Qué hay de cierto en los estudios que remarcan que hay determinados individuos que son más propensos a emigrar?

No todo el mundo emigra. Hay situaciones  muy duras (hambrunas, guerras) donde hay gente que prefiere quedarse allí mientras otras personas tienen el impulso de emigrar. Incluso hay estudios que hablan de algunos aspectos biológicos que predisponen a emigrar, individuos que tienen el sistema dopaminérgico más activado, pero no son estudios definitivos: harán falta más estudios para que quede científicamente aprobado.

¿Cómo funciona el sistema dopaminérgico en relación a los inmigrantes?

Es un sistema que ayuda buscar incentivos,  a explorar y es verdad que hay personas que emigran que tienen este sistema más activo. Pero también hay gente que emigra que viene detrás de eso, hijos por ejemplo, ellos a lo mejor nunca hubieran dejado su país si sus padres no los hubieran traído y no son iguales.

Existe una diferencia de la migración de la de antes (ampliar aquí).

Los refugiados, en peores condiciones que nunca

¿Por qué las personas que sobrevivieron la II Guerra Mundial se recuperaron pronto de los estragos de la guerra, a diferencia de las personas que huyen de los países que actualmente viven en conflicto?

La diferencia es que antes se emigraba en mejores condiciones y con más posibilidades porque los individuos que emigran ahora vienen sin documentos y esto genera un sufrimiento enorme. Es decir, las condiciones son más difíciles y las de los refugiados, aún peores. Las personas a menudo relacionan este tema únicamente a los países árabes pero esto ocurre también en Latinoamérica países como Honduras, Venezuela, o Colombia donde la gente está escapando. La violencia que se vive allí es enorme y las personas también huyen de estos lugares.

¿Qué tipo de condiciones viven estas personas que huyen de sus países?

Viven situaciones realmente complicadas, de hecho, un paciente africano que vino hace muy poco a nuestra consulta es un claro ejemplo de ello. Llegó a este país hace 5 años en patera en busca de una vida mejor pero se encuentra aquí viviendo en condiciones muy precarias: tiene a su madre enferma y necesita enviarle dinero, pero no tiene para ayudarla y eso lo afecta anímicamente.

¿Qué diferencias hay entre los trastornos depresivos y el síndrome de Ulises?

El síndrome de Ulises no es una enfermedad mental: es un cuadro de estrés que afecta a personas sanas que se encuentran en el límite del sufrimiento, y los trastornos depresivos son un conjunto de cuadros clínicos donde destaca el síntoma subjetivo de la depresión.

Los cuadros de estrés, clave para entender la situación de los migrantes. Foto: Quico Gil

¿Qué programa ofrece RED Atenea para los refugiados?

Bueno, tenemos una serie de programas donde les ayudamos a hacer frente a las situaciones que viven con técnicas para que duerman mejor, ejercicios de relajación, cursos para el desarrollo de habilidades sociales y toda una serie de herramientas para que sean más fuertes, pero si tienen trastornos mentales los tratamos de otra manera.

¿A qué luchas sociales se enfrentan?

Se esfuerzan mucho para poder encajar aquí, sienten una pérdida de identidad. La lengua o el clima son factores importante, pero lo es aún más la cultura. Lo curioso es que la mayoría de la gente que viene aquí lo que entiende por cultura es la comida, y esto les afecta mucho.

¿Cómo pueden afectarles estas carencias?

Para ellos es muy importante la comida, que los llena de energía. Por tanto, si comen poco o comen mal eso puede acarrear importantes consecuencias en su salud. Cosas tan simples como el vestir, el comer y el sentido del tiempo puede llegar a perjudicar su estabilidad emocional.

¿Han tratado casos de refugiados que han llegado a estar en la cárcel?

Sí, tenemos un caso que tratamos esta misma tarde: Un chico que vino a este país en patera pasó 5 años en la cárcel porque lo acusaron de que él dirigía la patera. Él admite que es cierto pero lo hizo porque era marinero y tenía conocimientos; entonces organizó una pequeña embarcación en la que viajaron sus vecinos y él.

¿Cómo se detecta que un refugiado se encuentra en una situación extrema?

Primero evaluamos a estas personas para asegurarnos de su estado emocional. Tenemos cuestionarios para ver por ejemplo el nivel afectivo si la persona se encuentra sola, si tiene derechos, si se encuentra protegida. Con todo el material sobre la mesa, valoramos en qué posición se encuentra y como debemos tratarlo.

¿Está a favor de la medicación para tratar el síndrome de estrés crónico?

En el síndrome de Ulises no suele hacer falta porque es un cuadro de estrés y no una enfermedad. Sin embargo, si se detecta que un paciente tiene una depresión desmesurada o un trastorno muy grave le receto medicación para tratar su trastorno.

Normalmente el síndrome de Ulisses no necesita medicación porque no es una enfermedad, sino un cuadro de estrés.

¿Cómo afecta en los niños la ausencia repentina de sus padres?

Estos niños sufren el riesgo de que este sufrimiento acabe expresándose en un trastorno mental, que estos niños tengan conductas incívicas o puedan llegar a tener problemas de adicciones. No siempre sucede, hay gente que logra salir adelante, pero en cuanto más complicada sea una situación mayor riesgo hay que acabe generando problemas.

¿Qué programas ofrecen para ayudar a estos niños que se han visto afectados por la ausencia de sus padres?

Nosotros tenemos diversos programas para poder ayudar a estas familias separadas e reencontrarse, y sobre todo impulsamos a que la relación de estos niños con sus padres se vaya restableciendo poco a poco.

¿Se llega a mejorar la conducta de los menores con sus padres?

Depende del caso. A veces cuesta, pero depende mucho de la actitud que tomen los padres delante de los hijos. En muchos casos se puede volver a unir a estas familias y en otros no es tan fácil.

Para saber más:

La Síndrome d’Ulisses i l’atenció psicosocial i comunitària als refugiats (conferencia)